domingo, 4 de agosto de 2019

¡Bienvenidos a Maceddonia!

Cuando era muy chica llegaron a mi bandeja de discos un par de simples de The Beatles. Nadie me explicó quienes eran, ni qué hacían ahí, pero la conexión fue instantánea. Ni siquiera entendía el idioma, pero algo vibraba y detonaba en mi interior.
Años después entendí que ese poder se generaba de la coincidencia de muchas cosas: música, palabras, formas de decirlas, mi propia historia y la de sus creadores. Entendí que hay hilos invisibles que nos conectan aunque estemos del otro lado del planeta, y no sólo el vuelo de la mariposa puede agitar y cambiar al mundo. 

Y hay algo que nos atrae y conecta en el universo: la honestidad. Lo auténtico va directo de uno a otro, y allana todos los caminos y supera los intermediarios, porque lleva implícito el amor, cosa que no se puede fingir o sostener en el tiempo. Habrá falsos mesías, pero más pronto que temprano la verdad surge como la llama a la que nada puede ocultarse. 
Ser libre es uno de los objetivos más comunes y complejos, y el arte de todas las épocas así lo testimonian. Es casi un efecto natural pensar que a través de él, expresiones artísticas como la música, logremos conectarnos con nuestros más afines. Ejercer la libertad quizás sea una utopía, y para no entrar en las filosóficas cuestiones de empezar a definirla, adelanto que mi intención es contarles como llegamos a este punto, y es bastante más mundana la historia.
Tardé muchos años en descubrir que mi verdadera pasión era comunicar, pero en ese camino hubo mucha búsqueda que luego retomó el cauce. Cuando finalmente pude empezar a generar contenidos radiales, y en prensa escrita, también descubrí que no era sólo "comunicar" lo que deseaba, sino "cambiar la realidad". 
Este medio surge como necesidad de comunicar, de entrar en diálogo, de conectar ideas e información que no responden a zonas geográficas, ni a tiempos precisos, sino a necesidades colectivas de buscar lugares comunes y empoderarnos.
En los '60 fueron los jóvenes quienes pusieron la cuestión en la mesa, el mundo no era como pensaban que debía ser, entonces debían cambiarlo. Y lo hicieron en parte. 
Este espacio pretende convertirse en una comunidad, que su energía sean las ideas y se corran los límites que creímos (o nos convencieron) que existían.


1 comentario:

  1. Muy buena nota , en los 60 los jóvenes comenzamos a cambiar nuestra forma de pensar y comunicarnos ,la música fue uno de los caminos



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